Vecinos de San Martín Impulsan Reconocimiento a la Docente Diana Molina

Un camino de amor, música y vocación




Diana Molina fue mucho más que una docente; fue guía, inspiración y refugio para quienes tuvieron la fortuna de cruzarse con ella. Con su gran pasión por la música, enseñó mucho más que notas y melodías; sembró valores, despertó vocaciones y cultivó humanidad en cada rincón que habitó. Su compromiso con la educación pública y su calidez infinita dejaron una huella imborrable en la memoria de toda una comunidad.


Tras su fallecimiento, luego de una incansable lucha contra el cáncer, amigos, colegas, vecinos y familias decidieron rendirle un homenaje a la altura de su legado: proponer que el futuro Jardín de Infantes Nº 0-075, a crearse en el Barrio Nueva Argentina del departamento de San Martín, lleve su nombre. Esta iniciativa fue recibida con profunda emoción y un apoyo unánime. A través de firmas y testimonios, la comunidad expresó su deseo de que el nombre de Diana siga resonando en las aulas, simbolizando todo lo que representó. En 2022, la Cámara de Senadores de Mendoza aprobó oficialmente el proyecto que solicita a la Dirección General de Escuelas la imposición del nombre "Profesora Diana Molina" a esta nueva institución. 



Este reconocimiento no solo honra su trayectoria profesional, sino que también celebra su esencia: una mujer apasionada por la enseñanza, generosa, valiente y profundamente humana. Gracias al impulso de tantas personas que la quisieron y la recuerdan con cariño, su nombre se convertirá en un faro para las nuevas generaciones.



Nacida en La Consulta, en el departamento de San Carlos, Diana demostró desde muy pequeña un talento artístico notable. A los 15 años ya era profesora de piano, y en 1983 fue elegida Reina Departamental de la Vendimia, portando con orgullo el nombre de su tierra. Posteriormente, se trasladó a Mendoza, donde se graduó como Técnica en Análisis Clínicos, aunque su verdadera vocación la llevó a estudiar y recibir el título de Profesora de Música, camino que abrazó con el alma.

A lo largo de su carrera, recorrió escuelas en San Martín, Lavalle, Maipú y otras zonas rurales y urbanas de Mendoza, sembrando alegría, cultura y contención. Enseñó en diversos lugares, como la Escuela San Martín, El Líbano, San Pío y escuelas albergue, dejando una huella indeleble en quienes la escuchaban. En sus últimos años, formó parte de la Dirección General de Escuelas, trabajando en las Escuelas Artísticas Vocacionales (EAV), donde continuó ofreciendo a cada alumno la oportunidad de crecer desde el arte.

Pero su compromiso iba más allá del aula. Impulsó proyectos de alfabetización para personas mayores en barrios vulnerables del norte de San Martín, convencida de que la educación debía ser una puerta abierta para todos, sin excepción.



En 2017, recibió un diagnóstico que cambiaría su vida, pero nunca se rindió. Luchó con una fortaleza admirable durante cinco años, sin dejar de enseñar ni de acompañar. Hasta sus últimos días, continuó siendo profesora, amiga y guía. Quienes la conocieron la recuerdan por su sonrisa serena, su mirada esperanzada y su voz dulce, siempre dispuesta a escuchar, a abrazar y a enseñar. Fue un ejemplo de vocación, entrega y amor profundo por su profesión.

Hoy, su nombre vuelve a resonar, esta vez como símbolo de futuro. Honrar su memoria es también sembrar esperanza, recordándonos que, a pesar de los desafíos, el legado de Diana Molina vive en cada nota, en cada aula y en cada corazón que tuvo la fortuna de conocerla.



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