Gerardo Caparroz: el legado del aceite de oliva en Santa Rosa

Un emprendimiento familiar que mantiene vivo el legado olivícola en Santa Rosa y lleva el sabor mendocino a todo el país.


Lo que comenzó como un sueño familiar en 2006 hoy es un orgullo para Santa Rosa. Gerardo Caparroz, junto a su familia, dirige la única fábrica de aceite de oliva del departamento, transformando la producción local en un aceite extra virgen que recorre gran parte del país.

“Mi papá ya no está, pero dejó un legado que seguimos con esfuerzo, empeño y corazón junto a mi esposa y mi hijo”, cuenta Gerardo. Hoy producen aceite de oliva extra virgen de primera calidad, además de aceitunas verdes y negras griegas, que llegan a distintos puntos del país, con especial presencia en Buenos Aires.

Una de las particularidades del establecimiento es que gran parte de la materia prima proviene de pequeños productores de Santa Rosa. “Para los olivicultores es fundamental tener un lugar cercano donde puedan entregar su producción. Y para obtener un buen aceite es clave procesar rápido; eso garantiza la calidad que caracteriza a nuestro producto”, explica.


El emprendimiento se comercializa bajo la marca Zampal, un nombre que honra la memoria de su abuelo y hace referencia a una planta autóctona que abundaba en la zona donde se levantó la fábrica.

La familia Caparroz ha llevado su producción a ferias y exposiciones nacionales como Caminos y Sabores, La Rural y muestras en Casa de Mendoza en Buenos Aires, dentro de programas de desarrollo social que difunden el trabajo de emprendedores mendocinos.

“Nos eligen porque nuestro aceite no es industrializado, tiene identidad propia y mantiene la esencia de lo artesanal”, destaca Gerardo, quien junto a su familia sigue apostando por Santa Rosa y por un producto que representa con orgullo a la zona Este de Mendoza.



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